miércoles, 5 de marzo de 2008

El origen de todos los males Pt. II

Sólo con el descubrimiento de un antiguo guerrero y maestro, quién con su pluma trascendió los confines del tiempo, pude contemplar palabras forjadas en fuego que con sus chipas encendieron las cenizas de mi espíritu, y en una gran explosión como el nacer de una estrella y el renacer del fénix se levanta él mismo con convicciones tan grandes como las montañas.

En mi cuerpo nuevo, muchos animales aparecieron... pues yo tenia mas de dragón que de ningún otro... mis ojos, mis manos, mis alas y aliento... mi voz de león, la barba del chivo, el andar y paciencia de caracol.

“Mas muchos me confunden con un demonio, pues a ellos los acuso de superfluos.”

Como el forjado de una legendaria katana, doblé y golpee cientos de veces mis pensamientos. Y mi espada nueva forma tomó, mas delgada, mas liviana y mas resistente.

Con agilidad la blandía con nuevas ideas, cortaba grandes montañas sin provocarme un rasguño... realmente la palabra imposible significaba poco.

Y de la nada apareció él... el omnipotente reclamó sobre mi la espada y que abandonara de inmediato a su parecer mi forma de bestia… yo reía, pensando -“ojala fuese tan inocente”-

Simplemente conteste – No.

- Como sea me estas negando… ingrato… te alejas de mi por tu vanidad… ¡la vanidad! que es el manto del canalla... mi palabra hasta los mas humildes pueden pregonar… mi afecto te he dado y tu con el hecho de dudar intentas alcanzarme… recuerda que yo creador de todo soy perfecto y por ende tu nunca lo serás… solo te quedan los brazos de mi enemigo y cuando te estrechen entonces te convertirás en el mío.

Dentro mío yo no quería ser amigo ni enemigo de nadie. Así habla mi amor propio.

Y se alejo lentamente mirándome con ojos fríos.

Al lado mío oí susurrar a cronos... apenas si pude entender... "pronto tu alma morirá..."

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