jueves, 21 de febrero de 2008

El origen de todos los males Pt. I

Desde que tengo uso de razón trato de escapar de la normalidad... por ello los precios han sido altos, el sufrimiento en lagrimas de sangre, hielo en mi corazón y el abismal infinito interior... los sentimientos siempre afloraron en extremos inimaginables... amor absoluto a las cosas y profundo odio oscuro... adentro la sed se volvió insaciable, la sed de un condenado... sed de conocimiento para no quedar envuelto en los elevados encantos y evitar caer en el abismo mas profundo de mi mente.

En el lugar donde nadie puede llegar excepto los propios ojos trataba de entender el por que de las cosas. Y como ese ser indómito, perfecto, que se presenta como una colcha pomposa y cómoda, veía todos mis actos, esa autoridad impoluta que a través de su indeducible letra pregona después el terror en nuestros corazones, obraba todo lo que sucedía.

Mis diálogos con él trataban de ser profundos. Pero el siempre fue juez y nunca pude hablar todo sin cargo de culpa.

La incertidumbre siempre fue grande buscando en los escritos de fuego de los anteriores a mi.... todos contradecidos, todos con cosas en común pero nunca acordaban... sus sentencias se volvían aire a medida que avanzaba... pero una verdad parecía segura, en ese momento imposible de acatar por el miedo... el anular la necedad llamada fe hacia el ser absoluto.

Quizás el valor me lo diera el odio, pero el terrible miedo que nos prometen al negarlo es el de servir a su antitesis… en mi mente tomo forma y se hizo llamar genio, pregonando la rebelión contra su opuesto.

Agotado por el asedio de ambos, mis preguntas resonaban en ecos sin respuestas… realmente quede sin energías. Mis búsquedas en vano agotaron mi esperanza de encontrar algo mas que supocisiones y supersticiones. Aquí realmente me sentí solo, y me ahogaba en una anestésica oscuridad.

A pesar de todo esto, el acostumbramiento del humano es lo que nos da una gracia maravillosa, y es la adaptabilidad... la clave para nuestra supervivencia, si estás criado en el ambiente más hostil ningún lugar te parecerá infernal. Nuestros instintos nos obligan a no rendirnos. Aquí es donde el sufrimiento vuelve a jugar un papel fundamental en el sentido de la vida.

Pues “sólo donde hubo sepulcros hay resurrección” y como nuevo guerrero despierto con una armadura gruesa, negra y plateada, con puntas altas como las crestas de los gallos... y una espada pesada y rígida. Difícil de manipular, pues siempre algo de daño me hacia al blandirla, ser consecuente solo se perfecciona con la experiencia.

Marché a nuevas batallas con miedo pero no me importaba, el hartazgo, las nauseas de no superarme bastaba… para mi sorpresa mi corazón tantas veces atravesado ya no sufría daños, simplemente estocaba corazones... no importa si eran frágiles o fuertes... debía tener mi pequeña venganza. “¿Quien esta preparado para cargar con las injusticias en su espalda?.”

Y así logre un par de confortables victorias y sacié mi lascivia... pero nunca dejaron de sangrar las viejas heridas, tampoco desaparecieron las incertidumbres del motivo y el por que.