domingo, 30 de marzo de 2008

El origen de todos los males Pt. III

Curiosamente apareció de inmediato el enemigo del omnipotente surgiendo del páramo. Desde un cráter en la tierra emanando lava por todos lados… Ostento sus enormes alas y su tamaño mostrándome como su ley del odio era común en los hombres doblegadores, se hacia llamar genio. Parecido a mi en lo impulsivo, pero a la vez tenia en común lo que mencionaba con el omnipotente... se ofrecía como una cómoda frazada... sus garras y espada poderosas el me ofreció y exclamó:

- Yo soy el desolado, el solitario…. Usa esto… Toma venganza por quienes quisieron verte débil, demasiado has sufrido por los demás… conviértete en ciego vengador de tu moralidad para que paguen con el castigo que merecen!!… ¡pobre de ti!, ¡pobre de ti!… di ¡pobre de mi! y yo te haré fuerte!!.

Cronos como espíritu invisible envolvió mi cabeza y me confeso al oído que ya se había encargado de hacerme justicia.

Un largo momento de silencio prosiguió y contemple mi katana, pocas cosas se comparan con esta, pues ella está forjada con el fuego de las mentes mas grandes de la humanidad y esta enfriada con mi temple. En ella esta grabado en idioma antiguo “Todo lo que corrompe a los instintos es degenerativo”

Y con voz de león conteste:

- ¡Embustero!... falso dios de los instintos, tu disfrazas la debilidad con odio… tu eres la excusa de tu enemigo… tu adoptas los hijos de tu enemigo… de solitario tienes nada, de mas esta aclarar tu disfrazado matrimonio… aun mas exacto ¡Tu eres la ramera de tu enemigo!.

Su ira fue grande. Hizo en mi mente recordar la historia del hombre y las atroces imágenes de Dante… sus espadas se alzaron comenzando sólo con el viento que tiraban a desgarrar el suelo. Al principio las evadí, pero luego por morbosidad quería probar sus filos en mi cuerpo, descubriendo que ni siquiera tenia que evadirlas, cada personaje humano que existió y sirvió a alguno de los dos, tuvo su inevitable caída y pude comprender… en mi corazón yace el creador…

Con tranquilidad y reflexión esperé… En su frenesí de furia vi su corazón vacio y salte para quedar mas elevado que el. Descendí atravesando de una sola estocada su pecho. En el momento “¡causalidad!” oí susurrar a mi espada.

Caí sobre una rodilla y un pie en el suelo… sin la katana en mis manos.

Un grito con el sonido de trompetas mezcladas con mar y relámpagos retumbó en mi páramo, el fuego de sus alas empezó a caer y desde la espada enterrada en su pecho empezaron multiplicarse grietas... y debajo de ellas una luz blanca... en su pecho se dibujó una cruz de luz y finalmente su piel cayó como rocas de granito, debajo de ella una verdad que estuvo allí siempre y no me dejaba de asombrar... ambos eran uno... el omnipotente era omnipotente por ser enemigo y amigo al mismo tiempo... y la simpleza cegaba los ojos y nos protegía de él mismo con el manto del orgullo, el verdadero manto del canalla.

Una explosión sucedió y sólo un ultimo susurro en el oscuro lugar quedo: “miedo debes tener, porque vivo en otros… ahora siempre estarás solo”... y allí se apago…

…En su lugar un sepulcro cubico de carbón negro quedó. Para no olvidar que en otros, el me atacara… en un largo silencio con la bruma de la noche vi en mi mano fuego nacer…

Y grite …a quien abrace estrechamente ¡lo quemare!

Recogí mi espada y ví en la hoja que una nueva inscripción apareció… inmoral

Una pena grande sentí por dejar morir otro poco de mi inocencia, pero la luz del motivo de existir la aplacó. Nacimos hombres y debemos subir en altura con las alas del conocimiento y encontrar en lo más alto al rayo de gloria que marcara nuestro ocaso... ya no existe la excusa de un ser perfecto para justificar y condenar nuestros errores... pues ellos nos forjan y no nos dejaran ser cómodos... las nuevas voluntades no quieren caminos llanos.... Y la superación de estos obstáculos serán nuestras victorias, un sin fin de sufrimientos, un sin fin de victorias y con cada victoria la felicidad de los hombres libres.

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